sábado, 23 de noviembre de 2013

Craig Johnston: Un pionero que tomó el camino difícil


 
Durante las dos últimas décadas, los futbolistas australianos han venido gozando de una fuerte presencia por Europa y, más recientemente, Asia. Según el último recuento, había unos 150 jugadores de Australia militando en clubes extranjeros.
Pero no siempre ha sido así. Joe Marston protagonizó una insólita historia de éxito en los años 50, e hicieron falta varias décadas más antes de que un solitario y, desde luego, valiente individuo allanase el camino. Craig Johnston no sólo superó una barrera, sino que se labró un camino a base de empeño.

 Para un futbolista australiano, una carrera profesional era una rareza en sí misma, pero Johnston llegó a la cima jugando en un Liverpool a tope de su poderío en la década de los 80. Allí ganó 10 trofeos importantes, incluida la Copa de Europa.


No hay ningún obstáculo infranqueable

Muchos adolescentes fantasean con convertirse en un futbolista profesional. Pocos ven cumplido su sueño, y aún menos lo consiguen a base de echarle agallas y carácter. Johnston le dijo a un maestro de su colegio que jugaría profesionalmente al fútbol cuando creciera y, quizás espoleado por tener que aguantar las burlas de ese mismo maestro, el quinceañero de las afueras de Newcastle (el que está a unas dos horas al norte de Sydney) se propuso metódicamente alcanzar su meta.

El Middlesbrough hizo una inusitada visita a Newcastle en 1975, y al adolescente Johnston le inspiró lo suficiente como para escribir a ése y a otros cuantos clubes ingleses solicitando una prueba. El que se viese obligado a perderse el partido de la gira por culpa de una estancia en el hospital (donde le dijeron que nunca volvería a jugar al fútbol) no hizo sino añadir otro escollo más al viaje contra la adversidad de Johnston.

Sus padres especularon con el dinero de la venta de su casa para financiarle un viaje a Inglaterra. Con su pelo decolorado por el sol, el ingenuo adolescente estaba fuera de lugar en más de un aspecto en el frío noreste de Inglaterra. El entrenador del Middlesbrough, todo un ganador de la Copa Mundial de la FIFA 1966™ como Jack Charlton, le dijo al chaval que estaba perdiendo el tiempo. No obstante, Johnston, con la ayuda de un segundo viaje al mismo club, acabó prevaleciendo y obteniendo un contrato de aprendizaje.

El tenaz australiano se abrió camino hasta el primer equipo del Middlesbrough, tres duros años después de aquella trascendental noche en su ciudad natal y disfrutó de tres años en el primer equipo, pero fue una sorpresa que el flamante campeón de Europa, el Liverpool, llamase a su puerta en 1981.

 
En sus primeras campañas en Anfield, Johnston, que jugaba por lo general de interior, solía salir desde el banquillo. Después, el centrocampista se afianzó como titular, y contribuyó jugando con regularidad a que el Liverpool conquistase un triplete (liga inglesa, Copa de la Liga y Copa de Europa) en 1984.

Así se convirtió en el primer australiano que alcanzaba cotas tan altas, pero Johnston descartó la opción de jugar con su selección, dados los viajes de larga distancia que llevaba aparejados y las exigencias del Liverpool. “Jugar al fútbol con Australia sería como hacer surf representando a Inglaterra”, declaró el jugador por entonces, haciendo gala de su característico sentido del humor. Merced a sus antepasados escoceses e irlandeses, y a su residencia en Inglaterra, Johnston tenía otras opciones, y decidió decantarse por Inglaterra. Sin embargo, no pasó de jugar algunos partidos con el combinado nacional ‘B’ y de sentarse en el banquillo con la selección absoluta.

El Liverpool vivió una inusual campaña sin ganar títulos en el curso 1984/85, pero recuperó la forma al año siguiente, que cerró con el momento individual más grandioso en la carrera de Johnston. Como en muchos otros rincones del planeta, el fútbol televisado en directo era una rareza en Australia en aquella época. El único partido que se retransmitía en directo en todo el año era la final de la Copa de Inglaterra, que concentraba la atención anualmente de los aficionados al fútbol del país. Cuando Johnston marcó para los Reds en una épica final contra el Everton, fue un momento trascendental para el balompié australiano. Aunque era más de medianoche en Australia, el mítico salto de celebración de Johnston en Wembley (en consonancia con su apodo en tierras inglesas: Saltarín) fue imitado en las salas de estar de miles de hogares aquella noche.

Hay cosas más importantes que el fútbol

Dos años después, la Copa de Inglaterra deparó una experiencia opuesta para Johnston, pues los Reds sufrieron una de las mayores campanadas vividas en una final. El Wimbledon sorprendió al flamante campeón de liga; una derrota que resultó triste para Johnston en más de su aspecto. Aquella tarde en Wembley, jugó su 271º y último partido con la camiseta del Liverpool…

Con sólo 27 años, Johnston hizo lo impensable y se retiró. Su hermana había sufrido un accidente que puso en peligro su vida, y necesitaba asistencia las 24 horas del día. Ninguno de los intentos por convencerlo a cargo del entrenador Kenny Dalglish ni de los directivos del club de Anfield pudo hacerlo cambiar de opinión. Johnston se había labrado una carrera sentando sus propias condiciones y, tras haber tomado el camino menos convencional hacia el éxito, la concluyó de una forma igual de idiosincrásica.

Jamás se ha estado quieto…

Incluso bastante después de retirarse del fútbol, Johnston ha conservado un entusiasmo, una energía y una creatividad juveniles. En la década de 1990 ayudó a diseñar una innovadora y famosa bota de fútbol, y ha dedicado mucho tiempo a su afición por la fotografía. Actualmente vive a caballo entre Florida y Australia.

En 2005 fue incorporado al Salón de la Fama de la Asociación Australiana de Fútbol. Tres años después recibió el máximo galardón que concede el sindicato de futbolistas profesionales australianos; un reconocimiento que anteriormente sólo habían obtenido Marston y todo un icono de los Socceroos como Johnny Warren.

Johnston afirmó que esperaba que su carrera pudiese “inspirar a otras personas con sueños aparentemente inalcanzables a alcanzar sus propias metas”. Muchos internacionales australianos actuales mencionan a Johnston como su fuente de inspiración en la niñez; el más famoso Tim Cahill. Desde luego, el legado de Johnston es innegable.
 
Fuente: Fifa.com

viernes, 15 de noviembre de 2013

Artículo: El poder mentalinfluye en el rendimiento deportivo


El poder mental influye en el rendimiento deportivo

El aspecto psicológico en un deportista será fundamental para poder alcanzar las diferentes metas deportivas.



La mente de un deportista es tan poderosa que muchas veces ofrece ese impulso que hace falta para avanzar en las diferentes disciplinas deportivas.

Así lo asegura el psicólogo deportivo Enrique Fernández, quien aconseja que una de las ramas que aún falta por desarrollar en las costumbres de los atletas es la parte psicológica.

“Fácilmente se ve como ahora la gente es más educada en temas de deportes, aprenden cómo entrenar, qué comer, qué vestimenta utilizar, sin embargo, pocos se interesan en reforzar su parte mental”, indicó Fernández.

Incluso, normalmente se nota como los entrenadores personales hacen referencia a estos temas. Muchos afirman que sus trabajos no solamente es generar un plan de entrenamiento a los atletas sino también tenerlos motivados y creyendo en ellos mismos.

“¿Cómo un atleta va a intentar alcanzar una meta si duda de poder lograrlo? Primero debe creérsela y luego entrenar arduamente”, detalló el especialista.

Entretanto, una sesión psicológica no debería ser exclusivamente para un atleta élite sino que es para cualquiera. Así como un deportista de alto rendimiento intenta romper récords, un principiante deberá ser fuerte para poder dar el paso y dejar el sedentarismo de lado.

Según el experto, hay atletas que también caen en un tipo de “depresión deportiva” al no cumplir en el tiempo esperado las metas, por eso también es recomendable prestar atención a este tema.

Si desea cambiar su vida deportiva lo primero que debe hacer es lo siguiente: estar seguro de querer esforzarse al máximo y conocer lo que le costará alcanzar la meta. Luego, apunte en un papel sus retos y en qué fecha razonable espera cumplirlos. Después, llegó el momento de entrenar.
 
Autor: Anthony Porras
Fuente: Al Día